Los expertos ponen en duda los modelos de negocio basados en la economía colaborativa. Sus principales argumentos se centran en la aún escasa regulación y en el clima hostil que instauran allá donde se establecen.

Este es el caso de la empresa Uber y Cafiby. Desde que miles de usuarios comenzaron a usar sus propios automóviles para transportar a otros usuarios por la ciudad, el colectivo de taxistas se puso en pie. Ya han convocado huelgas en varias ocasiones; la última de ellas, este mismo verano.

El paro en el servicio está relacionado con el nuevo servicio de Uber, llamado UberX. Esta denominación ofrece a los usuarios el transporte con conductores con licencia profesional a un precio inferior al de un taxi convencional. En concreto, el importe final tiene una tarifa un 15 % más económica.

El colectivo de taxistas pide al Ayuntamiento de Barcelona, encargado de otorgar las licencias de Vehículos Turismo con Conductor (las conocidas como VTC), igualar las condiciones entre ambos colectivos.

En este sentido, los expertos coinciden en que los servicios bajo demanda suponen menor aporte al sistema económico. Estas empresas pueden hacer un mayor ahorro de seguros, pagos en la Seguridad Social y prestaciones.

Un caso parecido lo ha protagonizado Airbnb al ofrecer alquiler vacacional más accesible que el del sector hotelero. Por su parte, la situación comienza a regularizarse cada vez más. De hecho, a partir del 1 de enero de 2018 las plataformas que operan on-line en el alquiler turístico deben notificar su actividad a las autoridades fiscales españolas

La tendencia natural es que las administraciones regulen las condiciones para estas plataformas colaborativas y nuevos modelos de negocio. Solo así podrán convivir con las empresas ya establecidas sin despertar recelos.